La elaboración de vino está condicionada por muchos factores. El clima es uno de los más importantes. La temperatura media, sus variaciones, las precipitaciones y otros valores no siempre fijos, harán que al final la cosecha tenga mayor o menor calidad.
Cómo las variaciones climáticas afectan la calidad y sabor del vino
El clima influye en el crecimiento de la vid y la calidad de la uva. Está complementado con la temperatura, la luz solar y la lluvia, cuya presencia o ausencia pueden modificar el sabor final del vino.
Si planteamos una cosecha en base a estos valores medios (porque hemos analizado los años anteriores), pero se producen variaciones en cualquiera de ellos, el vino resultante será distinto al esperado.
Por ejemplo, la temperatura condiciona la acidez y el nivel de azúcar. Las lluvias, por su parte, pueden afectar a la maduración de la uva y al volumen general de la cosecha. La luz solar incrementa la presencia de uvas dulces y, en consecuencia, permite conseguir vinos con mayor graduación alcohólica.
Si durante una época no llueve cuando se esperaba que lo hiciera, la cosecha se verá amenazada. Si no hemos tenido suficientes días soleados, será difícil conseguir un vino con el nivel de alcohol que queremos, etc.
Vinos de climas cálidos vs. climas fríos: diferencias clave en el sabor
El clima, siempre en consonancia con el suelo de cultivo, también condiciona el resultado final del vino:
- Un clima cálido nos permitirá disfrutar de un vino más dulce y de mayor graduación. El sabor final suele ser más intenso, menos ácido y con mayor cuerpo.
- En un clima frío los vinos son más ácidos y el color que presentan tiene menos intensidad. Tienen también menos graduación alcohólica, por lo que son más suaves.
El cambio climático y su influencia en la producción de vinos
El cambio climático tiene entre sus características la de variar de forma extrema las condiciones normales del clima. En la práctica esto supone sufrir de forma inesperada olas de calor, heladas y granizo, incendios forestales, etc.
Todo ello ha influido en la producción de vinos. Hace unos años Francia se vio afectada por temperaturas extremas que llegaron a reducir la producción vinícola por encima del 10%.
Las empresas del sector son conscientes de este riesgo y adoptan cada vez medidas más eficaces para controlar la producción de vino y poder hacer frente a cualquier imprevisto que el cambio climático sea capaz de generar.
Regiones vinícolas con climas únicos: cómo afectan al perfil del vino
Cambio climático aparte, en muchas regiones vinícolas el clima se mantiene más o menos estable. De hecho, hay algunas que son únicas e incomparables precisamente por estas condiciones climáticas.
Las regiones vinícolas más famosas también por el clima, son las siguientes:
- Clima continental: lo disfrutan regiones como Rioja, Borgoña, Mendoza o Piamonte, que consiguen vinos de aroma más sutil y con una alta acidez.
- Clima oceánico/atlántico: exclusivo para regiones como Champagne o Rías Baixas, que tienen vinos de acidez media-alta, con aromas florales y a fruta fresca.
- Clima mediterráneo: la moderación en temperatura permite a regiones como Toscana o Priorat destacar por vinos de acidez media-baja y con una amplia variedad aromática, así como también mayor graduación alcohólica.